¿Se puede evitar? Gigantes como IBM, Google, HP o Microsoft llevan un tiempo con la solución en la boca: ‘green IT’. Es decir, construir servidores, centros de datos, PC y aplicaciones que consuman menos energía y, en consecuencia, emitan menos CO2 a la atmósfera. El problema es que, de momento, siguen sin convencer a las compañías para entrar en el juego. Apenas un puñado en Europa y EE UU, y aún menos en España, se han propuesto seriamente controlar su consumo energético.
En adelante la situación podría cambiar. Los directores de operaciones y financieros empiezan a analizar con lupa cada partida presupuestaria en busca de reducciones. Y el consumo energético será un área estrella. ‘Hoy el responsable de tecnología no paga la cuenta energética, pero en un futuro se le imputará y entonces la tendrá que gestionar y reducir’, asegura Miguel Ángel Ordóñez, director de servicios de instalaciones de IBM. Según sus datos, el 42% de las empresas desconoce por completo cuál es su consumo energético. ‘Hay facturas entre 600.000 euros y un millón que se podrían reducir hasta en el 40%’. Y con ello, su impacto medioambiental.
En España los ejemplos son escasos. Endesa, junto con IBM, reducirá el consumo energético de sus sistemas en Latinoamérica en un 50%. Es decir, 1.290 toneladas de CO2 menos emitidas cada año a la atmósfera. Repsol YPF es otro de los referentes. ‘Estamos muy distribuidos geográficamente, con 24 centros de datos en medio mundo. Queremos reducirlos a 4 en un futuro’, dice Javier García, director de planificación y arquitectura de sistemas de la compañía.
Muchas firmas tienen ya externalizada gran parte de sus centros de datos a proveedores como HP, IBM o T-Systems. Pero sólo algunas empiezan a exigirles planes de optimización de energía como medida de ahorro de costes en el contrato final. ‘Hasta el 12% de lo que pagan por la gestión de un centro de datos se va en energía. Y son cifras que crecen muy rápido, entre el 15% y el 20% cada año’, asegura Kumar.
Ausencia de regulaciones
La otra incógnita será conocer el impulso que las regulaciones puedan tener en la adopción de tecnología ecológica. Hasta ahora ha sido escaso. Más allá del Protocolo de Kioto y el código de conducta de centros de datos aprobado en Noviembre por la UE, que es voluntario, la ausencia de regulaciones es casi completa. ‘Confiamos en que esto cambie en los próximos años. El compromiso del plan Europa 2020 de reducir en el 20% las emisiones de la UE en 2020 irá creando regulaciones por país’, cuenta Pedro Montarelo, director de responsabilidad social corporativa de Sun Microsystems.
Según un estudio reciente de la consultora Gartner y WWF, sólo cuatro proveedores tecnológicos están a la cabeza en materia medioambiental y de eficiencia energética: BT, Fujitsu, IBM y HP. Otros, como Google, Nokia o Dell van un paso por detrás. Y gigantes asiáticos como Lenovo o Wipro, e incluso la alemana SAP, están a la cola.
Muchas de las iniciativas anunciadas, como el último acuerdo entre Google y General Electricpara hacer las energías renovables más accesibles, parecen no ir más allá de las meras intenciones. ‘Las compañías no deben confundir estrategias de comunicación y visibilidad conacciones reales’, explica el informe. Pero, ¿qué debería hacer un director tecnológico para explorar las opciones de subirse al green IT?
Tan simple como visitar un centro de datos ecoeficiente, ver cómo funciona y hablar con otrosdirectivos del sector que los esté utilizando’, dice David Metcalfe. Luego viene lo difícil, las métricas, las cifras. ‘Debe conocer cuál es su gasto energético por componente, por tecnología, por área de gestión y por plataformas y su equivalente a emisiones en CO2′, añade Miguel Ángel Ordóñez. ‘Una vez controla esas cifras, ya puede calcular cuánto podría ahorrarse’.